Ángeles y santos..., muy santos.



He leído comentarios, pensamientos, reflexiones e incluso llantos silenciosos, acerca de el doble efecto que tienen en nosotros —l@s «escleromentes»— los ánimos inagotables y con buenas intenciones que nos llegan día a día. A muchos, esas apariencias que tanto engañan, nos hacen daño de una manera que no puede explicarse con palabras, solo con sentimientos y emociones que apenas unos pocos pueden comprender: aquellos que están en nuestra misma situación, aquellos, que lo viven cada día en primera persona.


No pude evitar pensar cómo sería todo si se pudieran entender las emociones, los sentimientos de cualquier tipo —no solo los nuestros— y lo que eso, conllevaría en realidad. ¿Os imagináis lo que puede ser entender lo qué pasa en el interior de cada una de las personas que se cruzan en nuestro camino? Yo no creo que pudiéramos interaccionar ni aprender cómo lo hacemos ahora. Sí, hay que tener una mente muy abierta, empática y comprensiva para conseguirlo pero... ¿no es por eso por lo que pedimos tantas veces a gritos —silenciosos o no— el «ponte en mi lugar» ? Quizá si no fuera por eso, muchas personas pasarían de largo intuyendo la complejidad de nuestra enfermedad y nuestra montaña rusa tan particular y con «ticket» de entrada tan caro; ¿una hipoteca? Sus cuotas son más asequibles que nuestro día a día.

Algunos creerán que no existen esas personas tan empáticas, compresivas y abiertas. Yo las he encontrado, y no solo dentro del mundo de la em, sino también fuera de él, estos quizá no lo comprenden igual, pero lo intentan y a veces solo con eso basta. Muchos son ángeles caídos del cielo, otros sin ninguna duda, ya son santos. Encontré —y espero no perderlo nunca— la sensación en la que el hecho de escuchar es la muestra de amor más grande y que nadie nos ha explicado. Quizá porque no lo han podido vivir; el momento con esa persona que se sienta junto a ti, te mira a los ojos y sientes cómo está contigo. Lo está de verdad. En cuerpo y alma. ¿Qué mejor manera de describirlo? Con un abrazo, de esos en los que cierras los ojos porque te da miedo que si los abrieras, pudieras ver cómo desaparece todo lo que antes había alrededor; de esos, que sin prescripción, son la mejor cura a los dolores que tienes en ese momento, ¿acaso los notas durante el abrazo?
No tengo duda, los abrazos son curativos, especialmente si llegan de una conexión que no creías posible y se cruzó en tu camino.

No cerréis nunca los ojos durante el camino —sí en los abrazos—, porque donde menos te lo esperas, de la manera más imprevisible, ese ángel ya convertido en santo, llegó a la Tierra caído del cielo para hacer vuestra vida más confortable, asequible y llevadera, que sin la em igual hubiera pasado de largo.

12 comentarios:

  1. Ayyyy mi niñaaaa, has hecho que se me humedezcan los ojos!!
    Lo dicho,escribes de una manera que llega a los sentimientos, al menos a los míos.
    Tienes razón, qué suerte si todos encontramos ese ángel que a su vez necesita su propio ángel.
    Por ahora,me llena el alma haberos encontrado.
    Cuidaré mucho a mis ángeles, dentro del mundo de la EM y fuera de él.
    Besos.

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  2. Hay mil razones para no querer la em, pero al menos —y me quedo corta—, hay 1001 para agradcerle las cosas positivas que nos trae ;)

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  3. Desde mi diagnóstico una de los asuntos que me ha marcado a fuego es la brutal decepción que me ha ocasionado mi gente, pero también he encontrado esos ángeles de los que hablas y que han hecho replantearme y reelaborar mis relaciones personales. Puedes encontrar algún detallito en el post http://incabot.blogspot.com.es/2016/03/residuos-nucleares.html
    ya que fue uno de los primeros temas que abordé en mi blog.

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    1. Gracias, Incabot1, por desgracias es una de las realidades a las que nos enfrentamos tras el diagnóstico de em; por suerte también nos trae otras preciosas.
      ¡Echaré un ojo al blog!

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  4. Muy bonito Angie! Bonitas palabras. Todos necesitamos a nuestro ángel. Me alegro que tengas al tuyo. Un besote

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    1. Por suerte tengo ángel y santo jeje, soy muy afortunada y además, os tengo a vosotros ;)

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  5. Como dices no hay mejor medicina que un abrazo de esperanza aunque no entiendan tus temores y emociones. No hay mejor en la vida que una palabra o un gesto de cariño.

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  6. Y si vienen en el momento que necesitas por cuánto te conoce la otra persona..., el significado ya es indescriptible.

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  7. Aunque quisieran no se pueden poner en nuestro lugar, no solo nuestros dolores sino meterse en nuestra cabeza y sentir lo que sentimos. Gracias a esos ángeles que con sus abrazos hacen que lo llevemos un poquito mejor.

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    1. Abrazos que mejoran nuestra calidad de vida; abrazos que ningún médico puede prescribir; abrazos que llegan sin oedirlos.

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  8. La mejor medicina es el cariño. Regalarlo, es lo mejor que se puede hacer por los demás. Es algo que trato de inculcar todos los días a mis alumnos de enfermería. La satisfacción de conseguir una sonrisa de un paciente, no tiene precio para un profesional.Preciosa entrada que invita a la reflexión. Un abrazo muy grande.Suso.

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    1. Bien enseñados están entonces. Un abrazo, una palabra de consuelo, una mirada sincera activan sensaciones que ayudan a ser más receptivos a la química médica. Gracias, suso.

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