Punto de inflexión


¿A dónde van esas risas, ese brillo en los ojos..., la esperanza?
¿Cuál es el punto de inflexión en el que se dejan atrás?


Creo que en muchos —por no decir casi todos— mis post, la ironía con la que se observaban síntomas y situaciones escleróticas era el común denominador y hoy, por primera vez desde que nació este blog y letra a letra lo fui mimando, nunca había sentido tanto respeto,miedo o incluso vergüenza delante de la pantalla del ordenador como en estos momentos. Tecleo con tanto respeto que una parte de mí me empuja a parar, a no seguir ni enfrentarme a un relato tan intimista. Sé que una parte de mí, quizá más grande de lo que ella misma cree, es lo suficientemente fuerte como para hacer oídos sordos y seguir tecleando cada una de las palabras que se deslizan a través de las yemas de mis dedos en contacto con mi ordenador, ese que tantas emociones ha conocido antes que nadie.

Solo han pasado tres días, no sé si decir que ya es suficiente o por el contrario, solo el principio de un duelo que no me permití el lujo de vivir cuando debía nueve años atrás. Duelo que quizá por pensar entonces que no merecía mis lágrimas, mis mimos, mis abrazos ni mi tiempo, ahora ha renacido como el Ave Fénix: fuerte, intenso, lleno de reproche y rencor por no haberse convertido ya en cenizas. Supongo que hace nueve años, con el conocimiento técnico de la enfermedad que me había brindado mi profesión, pensaba que ya sabía todo lo que había que saber. Olvidé lo más importante; la realidad no solo supera la ficción, sino más aún la teoría que intenta explicar los sentimientos. No me refiero a esos sentimientos que están ligados a los síntomas, porque aún ahora no sé cuál da paso al otro ni quién llegó primero; solo sé que ambos se fusionaron de manera cruel e inseparable.

« Tu esclerosis se ha vuelto muy agresiva y como tal debemos atajarla»

Esa sinceridad que prefiero antes que información a medias, ha supuesto una bomba que estalló sin minutos que me permitieran buscar mi coraza. Coraza... ¿acaso hubiera cambiado algo? Nunca lo sabré y no sé hasta qué punto tendrá relevancia, solo recuerdo cerrar la puerta y verme envuelta en un mar de lágrimas mientras caminaba por los pasillos fríos del hospital por inercia; solo pensaba en llamar a mi pareja, en ir a recoger mi almuerzo antes de seguir con mi día de guardia en el trabajo, en... en tantas cosas que al salir a la calle tuve que apoyarme en la pared, respirar e intentar pensar solo en el futuro más inminente. 
Me recompuse, subí al metro, avisé a mis compañeros de trabajo que me retrasaría y cuando volví a la calle allí estaba mi pareja, con mi almuerzo y los brazos bien abiertos; mis lágrimas en ese momento, avergonzadas y asustadas, fueron abrigadas por su pecho y sus besos. No quería, no debía o simplemente no podía, pero tenía una jornada que cumplir y mis pacientes no tenían la culpa de nada. Me acompañó hasta la puerta, me secó las lágrimas y fiché con la mejor sonrisa que pude encontrar. Me cruzaba con pacientes, compañeros y con mirada en el horizonte y un pecho ahogado en lágrimas que no podían ver la luz llegué a la sala de descanso. Mal comí y sentí como una cortina pesada, negra y muy muy grande, dejaba al otro lado el «pero... ¿y ahora?».

Sabía que mi cabeza aprensiva, miedosa y pesimista, solo conseguiría hacerme más daño, provocármelo yo misma sin necesidad; si alguien lo haría, mejor que fuera mi em, no debía unirme a su juego macabro. Pero... cuánto costaba.


Sí, solo tres días en los que a pesar de no poder evitar romper a llorar por las esquinas de repente, con una canción que sonaba cuando la em solo estaba en mis apuntes; con un paciente que me explicaba cómo se encontraba; con un espacio en blanco entre las rutinas diarias... solo pensaba en mi vía de escape: fútbol y series. Por suerte esta semana de eso ha habido (y hay) mucho pero... ¿qué pasará cuando ese pilar endeble desaparezca? Sé que hay que encontrar un pilar que no desaparezca cuando lo necesite y ni siquiera puede serlo mi pareja si no soy yo misma en la que comience todo a construirse de nuevo. Hay muchas pruebas por delante, posibilidades que aún sin ser las que deseaba están ahí, una fortaleza que también sabe plantarle cara a ese Ave Fénix y muchos compañeros en mi situación que saben de lo que hablo y no dejarán de estar ahí. No hay distancia que pueda hacer desaparecer ese vínculo.

Duro, difícil... ¿qué merece la pena si no se consigue atravesando un camino así de tedioso?
Sigo en pie y es lo único que cuenta.

16 comentarios:

  1. Sigue en pie. Sigue luchando y no dejes de escribir y sentir. Eres una luchadora, un ejemplo, una gran persona.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, princesa, nunca pensé que ser una luchadora te pudiera hundir tanto en el fango.
      Gracias por estar,
      Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuak

      Eliminar
  2. Cuando nos comunican noticias como ésa siempre tendemos a deprimirnos, como es natural pero EM nos ha hecho madurar, nos ha hecho más duras y más fuertes. Aunque a veces pinten bastos saldremos de ésta. Yo tengo una frase, que digo mucho: aunque perdamos todo e la vida nos tenemos a nosotros mismos. Un besote preciosa.

    ResponderEliminar
  3. Por supuestísimo que si princesa!!!
    Muchas veces se nos acumulan los problemas como gotas en un vaso de agua. Que por muy lleno que esté... uno intenta que no se desborde pero... siempre termina cayendo esa milimétrica gota que hace que el vaso de desborde. Ahí comienza nuestro mar de lágrimas..y aunque creamos que debemos tirar la toalla... al mirar a nuestro alrededor y ver que contamos con las personas que de verdad importan... hay que pisar fuerte y seguir dando la lucha!!!!
    Así que... mirar hacia atrás sólo para ver las proezas que se han conseguido y seguir andando porque... eso es lo que cuenta nena!
    Y para eso, vamos a estar siempre al lado tuyo, la gente que te queremos y no vamos a permitir que te caigas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, nena, aunque desborde, siempre hay que volver a mantener el equilibrio no solo dentro, sino también fuera.
      Gracias por estar (ambos) y ayudarme tanto; por todos los que me dejaron de lado aún sabiendo mejor que nadie por lo que pasamos.
      Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuak, te quiero un montón, Pilar.

      Eliminar
  4. Desde luego, princesa, somos el único pilar que no desaparece; el único que tenemos que cuidar por encima de todo.
    Graciaaas, muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuak

    ResponderEliminar
  5. Angie eres muy fuerte, puede que más de lo que tu crees; y tendrás siempre aquí muchos puntales para apoyarte siempre.
    A por cada día, serenamente, con toda la tranquilidad que puedas. Tu lo vales!
    Un beso grandote chiquilla!! Cleo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, princesa, vuestro apoyo son puntales muy sólidos.
      Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuak

      Eliminar
  6. Eres una valiente,aunque suene a lo de siempre. Ten por seguro que escampará☀️️
    Abrazo grande 💪

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Escampará; solo hay que evitar pensar qué dejará la tormenta.
      Graciaaaaas!

      Eliminar
  7. Si tu EM es agresiva más cabezona demostrarás tú ser con ella, deje lo que deje a su paso. Hay temporadas que se llevan mejor que otras, y si toca llorar, se llora. QHanue las lágrimas siempre se secan. Un besazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se secarán y sembrarán un nueva fuerza más sólida que antes.
      Gracias, princesa

      Eliminar
  8. Eres fuerte y escribir todo los pensamientos que te provoca la enfermedad es tu mayor y mejor pilar. No te rindas, sigue adelante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde luego, abrir la puerta de la cárcel que te consume. Escribir y ahuyentar los fantasmas.
      Gracias, princesa.

      Eliminar
    2. Que casulidad parecio mi doble, me gustaria seguirte porque comparto tus ideas, yo por suerte son muy fuerte y de verdad quien vive conmigo o mis amigos no entienden como lo consigo, mi vida dio un cambio de 360º, no es facil pero tampoco imposible
      No cambien nunca

      Eliminar