La historia (de un trío) interminable



Y volvemos de nuevo a los clichés o quizá sea yo y mi manera de pensar. Dados mis relatos, libros y blogs de literatura erótica, aunque muchos no consideren esa temática válida dentro de la literatura... también se pensaba que la tierra no era redonda.
¿Investigamos qué papel juega nuestra em en las diferentes relaciones? Pues vamos...

Ayer me di cuenta en estos once años de relación, tanto con em como sin ella, que había un espacio en la cama que igual estaba reservado para ella... y eso que mide 135 (la cama no penséis mal)... No es que estuviéramos cabreados, es que la vía del brazo cubierta con venda nos obligaba a un acercamiento controlado y él tenía más miedo que yo de arrancarla o hacerme daño. Si al problema sexo esclerótic se le une una amiga sin intención de no irse, todo se complica. A ver que contestan a eso cuando oímos eso de «eso nos pasa a todos...» «pues no, explícame qué partido toma mi amiga entre tu pareja y tú». Lo más fácil es pensar que somos un@s bordes y no hemos asumido la enfermedad, esa que pocos conocen de verdad y su chasquido de lengua es todo lo que añadir.
¿Qué pasa cuando sientes que algo o alguien sobrevuela una relación políticamente correcta solo formada por dos? 
Respuesta fácil, que los opinólogos se creen con vía libre para no entender y por tanto hablar de más. Made in Spain, vamos.
Pero mi gran duda es esta...


¿Cúal de las tres es? ¿Habrá más que desconozco y más sexys que yo? Quizá es mi inseguridad de serie o la que aumenta con la em; no es que haya celos como tal, quizá solo es pelusilla... pero pelusilla al fin y al cabo. Por suerte o pordesgracia sus horarios son tan espantosos que no creo que ninguna fiera fuera capaz de alejarle de Morfeo, y si lo hace... ¿Morfeo no se imagina como un buen partido si se lenecesita? Es solo un pensamiento... mientras ayude jaajajaja. Me desvío y creo que hay que volver al tema...




Está claro, o eso creemos, que somos libres, pero no dejamos de pensar en las reglas de la sociedad, o las que nos impusieron desde pequeños, pero...¿qué pasa con las nuestras? Ya me entendéis, esas que deciden qué nos parece bien o no hacer. ¿Nos ajustamos a ellas o nos dejamos influir por opiniones o reglas ajenas a las nuestras? Qué trabajito, ¿eh?


De por si nuestro cerebro, en mayor o menor medida, tiene este aspecto; siempre cruzado por elementos que desconocemos y están fuera de nuestro control. ¿No sería mejor sea como sea nuestra amiga aceptarla y demostrar que una relación a tres puede funcionar? Al menos intentémoslo.

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